La razón de que la etapa más calurosa del año esté algo alejada del inicio del verano astronómico (el 21 de junio) se debe a la combinación de diversos factores.
La posición del sol es aún muy alta en el primer tercio del verano. A esto le sumamos el efecto del re-calentamiento de la tierra a consecuencia de la persistencia de la fuerte radiación solar y sobre todo la acción termorreguladora que provocan los mares y océanos.
El 21 de junio en el Hemisferio Norte y el 21 de diciembre en el Hemisferio Sur, es la jornada en la que se produce el solsticio de verano y por tanto en la que hay más horas de radiación solar, pero sin embargo no es la jornada más calurosa del año.
Pero al inicio del verano, los mares y océanos no han alcanzado su mayor temperatura superficial y su efecto refrescante ayudan a que el termómetro no suba tanto. A la vez, la tierra, en las primeras semanas del período estival, tampoco ha sido capaz de acumular tanto calor como lo hará en las siguientes jornadas y semanas, cuando aún existen bastantes horas de sol.
El efecto refrescante del agua de los mares y océanos es más determinante en las zonas más próximas a las costas. Así, en áreas del continente euroasiático, americano o africano que están más lejos del océano, el período canicular se produce estadísticamente antes que en otras zonas como la Península Ibérica que está bañada por distintos mares y océanos.
La etimología de la palabra canícula nos hace referencia al término can o canis (perro) y en concreto a la constelación Can Mayor (Caníncula). Y es que su estrella Sirio ("La abrasadora") es uno de los astros más brillantes durante la época de más calor en el Hemisferio Norte.
Incluso la acepción "días perros" para hacer referencia a días muy calurosos, proviene según diversos autores, a la relación con el término que origina la palabra canícula (can, perro).
Fuente: Cazatormentas.net